No se puede saber que no sea mentira. Un desconocido (al menos para mí) dijo un día: <<los ojos son el espejo del alma. >> Y aún perdura esa mítica frase en mentes cultas. El ojo del Edén; un paraíso oculto que sólo se encuentra tras la muerte. El ojo que todo lo ve. Los ojos: una inspiración; la parte del cuerpo más bella. Son un espejo, por el cual todo entra, cada imagen, gesto, sonrisa, entra todo por un tubo, llega a nuestro cerebro y entonces, tras procesarlo nuestro cuerpo, reacciona a ese estimulo.
Vague eternamente hasta cierto día por los campos de mi entrena infancia intentando no olvidar nunca nada, ni dejar pasar nada por alto. La inocencia, debería extinguirse del ser humano, a pesar de que sea lo mas dulce de un niño.
Vivimos rodeados de mascaras, ahogándonos en una prisión que nos han erigido. Los escritores, yo, usando este método como para evadirnos de algún modo del mundo. La escritura al igual que la lectura, un símbolo de aislamiento, un método para quedarnos solos. Para así encontrar una forma de vivir mas sana, creo. Así afirmo mi opinión de por qué escribo.
Escribo para liberarme de la insoportable tensión; quizá para un compañero imaginario, quizá una especie de alter ego al que quiero informar, desahogarme, hablarle al mundo, quizá.
Le hablo a él, esa persona que nunca me escucha al que le explico detalladamente lo que siento por él.
Le hablo, le escribo a la nada, una nada que está presente en todos nosotros.
Escribo para esas personas que quizá misteriosamente, me comprendan, piensen igual que yo… no lo sé. Escribo a un universo que existe en mí, lo narro, describo y cuento cómo es.
Hablo de… una nada, existente.
No sé si me entenderá el apreciado lector que lea esto. Escribo por vosotros, por mí, por él. Para mi forma de vida más cómoda y mejor para mí, para no ahogarme.
No se bien que intento dar a entender con esto, mas bien, estoy en un estado neutral. Creo que lo que pretendo decir es: << cuando te miro a los ojos, nuestras miradas se cruzan y siento un cosquilleo en mi estomago y de ahí no puedo evitar soltar una leve carcajada. Intento entrar en ti, y siento cómo me absorbe el vacío oscuro de tu mirada, ella me hace grande crezco, extrañamente de forma espiritual. Eres alguien mágico que no puedo dejar de observar para intentar comprender.
Eres humano, lo se, eres vida. Pero hay algo mágico en ti que me llama la intención; ¿qué serás pequeño?- no puedo evitar hacerme esta pregunta, con tono inocente, medio riéndome, me lo pregunto una y otra vez.
Debes de ser un ángel príncipe azul, ¿si te beso, te convertirás en rana?- espero que no, ya que si algún día caigo en esa dulce tentación de pecado que el demonio creo, te perderé.
Debería llamarte príncipe blanco, ya que eres un ángel.
Nunca dejes de hablarme, pues el día en el que pierda el sonido angelical de tu voz, caeré en locura permanente hasta perecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario