miércoles, 14 de septiembre de 2011


Una historia contada por una extraña

Domingo 12 de Diciembre de 2010.
Querido Jack, te escribo esta carta porque tengo algo muy curioso que contarte. Y sé pues que tú sabrás que hacer con esto. El sábado 11 una extraña mujer tiró un sobre al cristal de mi puerta, cuando salí, ella ya no estaba y en el interior del sobre había lo siguiente. ¡Saludos!.
Rebecca. F. Expósito.

Estaba todo muerto. Caminaba sobre tierra firme, pero para mí eran tierras movedizas, se movían de un lado a otro sin cesar. Y yo, bailaba a su son. Había trigo, hierbas bajo mis pies, pero todo, absolutamente todo yacía muerto, tanto bajo mis pies, como lo que habitaba a mi alrededor. Carecía apenas de vista, solo podía ya guiarme por mi olfato y tacto, ya que el oído apenas me serbia. Por un momento me pareció sentir algo de piel, piel humana, para asegurarme de que así fuere, me agaché. En efecto, era piel, piel como la mía de humano, en aquellos momentos me dije ‘’- Permanezco en cuclillas sobre un humano. ’’
Continué caminando y divise que entre todo lo que habitaba en aquel lugar el cual todo muerto parecía, encontré algo de vida. Un árbol. Me acerqué a él todo lo rápido que podía, pues estaba semimuerto ya. Cuando llegué aquél árbol producía una sombra insuperable y daba vida a unos frutos muy extraños, lo que más me sorprendió fue que era lo único con vida. Para corroborar esta afirmación diré pues que el humano que encontré respiraba, empero carecía de corazón y desconozco cómo puede sin corazón vivir. En fin, hallábase yo bajo la viveza de aquél árbol (¡cuán extraña fruta vivía de él!) Decidí pues coger una que avivó mi curiosidad, en su exterior parecía una manzana, pero con forma de corazón, y cuando hube pegado un mordisco, descubrí que en su interior, era como una naranja; a pesar de todo este aspecto y mezcla extraña, realmente estaba muy buena en su sabor. Observe durante un minuto al humano que anteriormente pisoteé, yacía boca abajo. Y cuando di un segundo mordisco a aquella (lo que denominaremos ‘’manzana-naranja (o viceversa)) manzana-naranja, mientras observaba a aquel ser que aún yacía en el suelo vi que grito. Cuando yo di un mordisco ha aquella fruta. No sólo le oí a él sino, que escuche también a tanto como hombres, como mujeres y niños y bebés. Continuaba comiéndome aquella manzana-naranja en aquél cómodo lugar. Era como si hubiese encontrado el Paraíso en el propio Infierno. A medida que comía aquella manzana-naranja, oía más y más gritos. Se me olvido deciros que aquél árbol era enorme, mediría más de veinte metros de altura y su ancho sería más o menos de diez metros, y al menos eso supuse yo. Acabe dedujendo que aquella fruta era muy adictiva, pues cuando más comía, más quería, por muy lleno que estuviese mi estómago, quería más. Llegué incluso a comerme casi medio árbol, y una rama entera. (¡Por muy extraño que suene, así fuere!) Sólo se oían los gritos mientras comía la fruta de aquél frondoso y extraño árbol. Después callaban.
Veía aquél hombre, sufriendo bajo el ardiente sol de aquél horrible infierno; al menos así oí que lo denominaba cuando yo caí aquí y habitaba aún algo de viveza, pero cuando transcurrieron así seis horas del ardiente sol, y la inexistente agua y comida, todos murieron, exceptuándome a mí. En fin, observaba yo aquél hombre y me dio lastima, y decidí pues ir a buscarle, no estaba muy lejos de mí, simplemente ande tres metros más y encontré el árbol, básicamente podía decirse que estaba a cinco minutos si andaba rápido… (Supuse, pues ya no sabía apenas calcular…) cuando me acerque, le cogí del brazo y lo puse bocarriba, pero éste ni se inmutaba, pase un brazo suyo por mi cuello y lo alcé, éste continuaba sin inmutarse siquiera. Cuando llegamos al árbol, apoye su espalda en la lisa corteza, pero éste continuaba sin hacer gesto alguno. Decidí pues coger una de las moras, que al final resultaron serlo, se la introduje en la boca, pero éste no mordisqueaba, no hacía gesto alguno. ¡Ni tan siquiera abrió los ojos! ¡Ni dijo palabro alguno!, llegue aprensar que realmente no me equivocaba y que en verdad yacía muerto. Pero decidí probar una vez más. Saque la mora (que resulto serlo) en mi boca, la mordisqueé y regurgite (como hacen los pájaros cuando tienen sus crías que no saben comer…Por muy asqueroso que suene, ¡todo fuere por la vida de aquél hombre!) se lo introduje pues en su boca y éste trago. Abriendo así los ojos, vi como eran. Eran rasgados, marrones y me excitaba mucho su mirada, penetrante. (Me denomino como hombre, pero soy mujer…) Le introducía trocitos pequeños de distintas clases de fruta que hacia aquél árbol, y éste masticaba, su aspecto a medida que iba comiendo, mejoraba, y cada vez se oían tanto como hombres mujeres y niños y bebés, lloraban, gritaban y agonizaban más, empero eso era algo con mera importancia para mí.
13 de Diciembre de 2010.
El domingo por la noche, aquella mujer extraña mujer volvió a pasar, tirando así otro sobre con la continuación de la historia. ¡Te voy a llenar el buzón con tantas cartas!
Rebecca. F. Expósito.
A pesar de las señales evidentes, me di cuenta tarde de que además de ser adictiva, rejuvenecía. Ya que el aspecto del perfectísimo hombre que permanecía en silencio a mi vera cada vez volvía a su estado anterior, es decir al estado que tenía cuando vino aquí. Yo al igual que él volvía a mi estado de cuando pisé estas tierras. También denoté a pesar de las evidentes señales que todo estaba muerto, a pesar de aquél árbol bajo el que yacíamos, aquél árbol, el hombre que yo salve éramos los únicos seres con vida. Él tenía vida por aquél árbol. Supe así que aquél árbol vivía porque en su interior dentro de su corteza estaban los corazones de todos los seres que agonizan cada vez que nosotros dos nos alimentamos. De ahí que sea tan adictiva.
19 de Diciembre de 210.
El sábado volvió a pasar aquella extraña mujer, no sé que pretende con todo esto, realmente estoy muy desconcertada, no sé quién demonios es, que se propone y por qué me escogió a mí. Espero por favor que puedas ayudarme de alguna manera. Quizá me envíe un mensaje con todo esto, y que yo no lo sepa ver, no lo sé, ¡estoy comenzando a asustarme un poco!, piensa que vivo yo, aquí sola. Por favor Jack si encuentras algo, ¡lo que sea! Házmelo saber, es lo único que te pido.
Esto es lo único y creo que último que recibiré de esta mujer. ¡Cuídate mucho Jack!
Supe tarde lo que ocurría allí, supe tarde donde estaba. Mi cerebro en vez de ir bien, vagueaba por doquier. Quizá penséis que soy tonto, inocente…Pero realmente no soy así, soy muy vivaz e inteligente, pero al estar tiempo sin comer decaí un poco. Él tampoco hablaba, todo el rato estaba en silencio, incluso ahora lo está. Espero poder oír algún día su voz, creo que es muy dulce. Mucha gente hoy en día habla, pero al ser todo malas palabras no hay belleza en voz alguna. En fin, esto es mi historia y concluyo con estás palabras.
Supe tarde todo lo que sucedía, supe tarde donde estaba. Empero ahora, ya lo sé todo.            
Espero que mi historia os haya gustado, no hay mucha magia en ella, el secreto está en saber entender lo que os quiero decir, no quiero asustar a nadie, no quiero inventar cosas, no quiero falsear, no quiero nada, sólo quiero, que la leáis.

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