Noches vacías, sin sueños, si nada…
Se me apareció un ángel de cabello rubio y rizado
Dulce como la miel e incasable como la sonrisa más bella.
De sus verdes ojos como el césped en primavera, brotaban llamas ardientes,
Cálidas y atrayentes. Le pregunté si era fruto del árbol del pecado y su contestación fue la sonrisa más perfecta y un ‘’gracias’’ con la voz más dulce del mundo. Le pregunté si era un sueño y me dijo que pronto lo sabría. Supe pues en seguida, que no era un ángel, por mucho que lo aparentase ser su alma procedía de las entrañas de la tierra, pues que nada bueno procede ya que todo lo excitante y atrayente procede del infierno, como un fruto prohibido.
Eres lo más dulce y malo del mundo.
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