Carta a él

(‘’Cabello dorado,

Enroscado como olas de mar al chocar,

Ardiendo como llamas del infierno,

Así vago yo bajo el furor de tú mirada,

Sin expresión, amando en silencio,

Acabo muerto el gusano vencedor,

Yo. ’’)

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(‘’Acaricié su cuerpo.

Me retorcía como un gusano, por todo mi cuerpo se encendió una corriente eléctrica que me estremecía constantemente. Yo le demostraba ha amar, demostrándole lo que habitaba en mi interior, él me enseñaba a dar placer y no amar.

Las corrientes al llegar a mi cerebro me provocaron espasmos; llegaban muy cargados. Una lágrima cayó, y él dijo <<Shhh>> mientras besaba mi espalda y soltó un pequeño gemido y se apoyaba en mí. Pensaba en él no podía hacer otra cosa: Sus manos, sus labios, su cuerpo, él. ’’)

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(‘’Tan solo basta un suspiro y una llamada para que ese broche de oro y diamantes vuelva al lugar que le corresponde. Apoyado sobre el corazón de su amo. Y todo lo que ahora les atormenta se desvanecerá llevándose consigo las cenizas de los dos. ’’)

Esos labios seductores que ya no existen en mi piel el anhelo de su perdida el no oírles  hablar me atormenta y destruye como un huracán.

Humeante y aplastante la sensación de vacío habiéndole perdido dos veces me he dado cuenta de que aquel te quiero es real.